jueves, noviembre 02, 2006
Hijitus
El pequeño superhéroe argentino debutó en Billiken en 1955. Nacido como un personaje secundario, se convirtió en el éxito más rotundo del dibujo animado latinoamericano. Desde el 22 en el espacio Historieta del Centro Recoleta. Se verán originales y bocetos de sus distintas etapas. También "covers" de Langer, Carlos Nine, Miguel Rep y Liniers, entre otros.
(Clarín) Almería, España. En una de las paredes del Bar Tito cuelga una foto: un hombre de finos bigotes sostiene en un sus manos una estatuilla del Oscar. Más abajo, un retrato de Elías Disney, y al lado, una foto del médico Ginés Carrillo. Con ese tipo de datos, el libro "Hollywood's Dark Prince", intenta demostrar que Disney es hijo ilegítimo del Doctor Carrillo y de una lavandera de la zona, llamada Isabel Zamora, que lo lleva a Estados Unidos y lo abandona a los pocos meses.
Mezcla de realidad y ficción, es pura coincidencia que también en Almería, en 1929, haya nacido Manuel García Ferré. Con 17 años —escapado de la guerra civil española— recorrió las redacciones de Buenos Aires hasta que en 1952 Constancio Vigil aceptó en Billiken su primera historieta, "Las Aventuras de Pí-Pío". La historia de un canario que pasa de linyera a sheriff en el ecosistema de la imaginaria Villa Leoncia. En esa saga, Ferré alumbró su sueño más exitoso: Hijitus.
Primitivo y casi ajeno al más difundido, el niño, descendiente de faraones, debutó en la tira en septiembre de 1955. Era entonces de cabeza ovalada y llevaba seis largos pelos y una galera desfondada. Contemporáneo al Tetsuwan Atom (Astroboy), creado con la inocencia y el poder necesario como para detener tragedias atómicas como Hiroshima.
De Villa Leoncia, Hijitus saltó a la tele, 1967, con "Las Aventuras de Súper Hijitus", el primer dibujo animado argentino hecho para TV. A diario, millones seguían la historia de un chico pobre (contemporáneo también del Juanito de Berni) cuyo sombrero mágico lo elevaba a superhéroe protector de Trulalá. Los capítulos de Hijitus iban de lunes a sábado por Canal 13 y se repetían, todos juntos, en los ómnibus históricos "Sábados Circulares" y "La Feria de la Alegría".
El mundo ni enterado, pero Hijitus adelantó el reloj al incorporar personajes reales en sus aventuras: por Trulalá pasaron el animador de animadores Pipo Mancera, el cantante beat Donald y Ulises Barrera, voz del box. Lo mismo, pero después, hizo Matt Groening en Los Simpson.
Frente a enlatados yanquis y japoneses, Hijitus mandaba. Así, pasó a forma cinematográfica y hasta se exportó al resto de Latinoamérica. El merchandising florecía en golosinas, remeras, juguetes y colonias, leche chocolatada, figuritas. García Ferré, como Disney, tenía su imperio. Pero en Trulalá, una ciudad arrabalera, apenas urbana, cuyo héroe vivía en un caño, el "medio caño" que el desarrollismo imaginó como alternativa al rancho.
Cincuenta años después, es imposible no ver a Villa Leoncia y Trulalá como postales del paisaje cultural argentino. "¿Que un personaje de un artista tan popular y con una capacidad creativa como García Ferré cumpla cincuenta años y no se realicé ningún tipo de festejo es, cuando menos, una falta de respeto, no?", sentencia Pablo Sapia, curador e impulsor de la muestra en homenaje a Hijitus que abre el Centro Cultural Recoleta el 22. Para Sapia, que fatigó cuatro meses hasta convencer al ermitaño dibujante de esta muestra, el paralelo entre Ferré y Disney es inexacto. "La mayor diferencia es que Disney era un gran conductor para el que trabajaban muchos artistas mientras García Ferré creaba y dibujaba solo".
Solo, como su inocente y poderoso Hijitus, acaso un huérfano trasplantado del horror de la guerra civil española.
Extraido de:http://axxon.com.ar/not/154/c-1540171.htm
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